“No juzguéis, para que no seáis juzgados.” Mateo 7.1
Irónicamente este es uno de los versículos más conocidos, pero también uno de los menos entendidos. La gente cree que este versículo significa que nunca debemos juzgar nada y a nadie. Pero pensar así es anti bíblico, hipócrita, y locura. Es anti bíblico porque lo que Cristo quiso decir aquí no es que no juzguemos, sino que no seamos juzgones. Es decir que no juzguemos como los fariseos lo hacían, sin motivo, o egoístamente. Jesús nunca nos enseñó a no juzgar a nadie, nos enseñó lo contrario. ¿O ya hemos olvidado lo que él mismo dijo? “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio” (Juan 7:24). Por otro lado, pensar que no debemos juzgar es también una actitud hipócrita, porque todos los hacemos. ¿Acaso un padre no juzga las acciones de su hijo y por esas lo premia o lo sanciona? ¿Acaso no hace lo mismo el jefe con sus trabajadores, o la policía con los delincuentes? Claro que sí, y eso es justo y bueno. Pero pensar que nunca se debería juzgar a nadie es también locura porque si no lo hiciéramos, todo se volvería un caos, nuestros sistemas de justicia, familia, y aun la iglesia. Recuerda, la mente se nos ha dado para pensar y evaluar las cosas, las ideas, las pandemias, las doctrinas, las personas, los tiempos etc. No hay virtud alguna en ser estúpido y llegar al cielo con un cerebro nuevo. Evalúa, analiza y examina las cosas y a las personas. Y si tienes que hacerlo pasa juicio, pero no seas juzgón.