“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8.31–32
Una de las cosas más irónicas en la vida de un creyente sucede con respecto al tiempo y sus expectativas. Muchos de nosotros vivimos pensando que si tan solo tuviéramos más tiempo, entonces limpiaríamos la casa, las ventanas, la cocina y/o arreglaríamos el jardín, la cerca, o lo que tenga que arreglarse en casa. Pero irónicamente, cuando la mayoría de nosotros tenemos el tiempo, no cumplimos con esas expectativas. Esto por supuesto nos enseña una gran lección. Que nuestro problema no tiene nada que ver con la falta de tiempo, sino con la falta de actitud y sentido de responsabilidad. Algo parecido sucede cuando nos proponemos leer más la Biblia y aprender más de Dios. Decimos, «ahora sí voy a leer más la Biblia porque tengo más tiempo». Sin embargo, me pregunto ¿Cuántos de nosotros hemos incrementado nuestra lectura bíblica en estos últimos días que hemos tenido más tiempo? O tal vez la pregunta debería ser ¿Cuántos de nosotros hemos incrementado el uso de las redes sociales en los últimos días? Jesús esta mañana nos recuerda que sus discípulos permanecen en su palabra, es decir permanecen cumpliendo con lo que él les ha enseñado. Pero ¿cómo conocer lo que nos ha enseñado si es que no leemos más la Biblia? En estos días que hay más tiempo proponte hacer lo que siempre has querido hacer, arregla esa cerca y limpia tu casa. Pero también proponte conocer más de la Biblia para que así puedas ser un verdadero discípulo de Jesús el cual permanece en Su palabra. Si haces esto, como resultado vas a tener una cerca arreglada y una casa limpia. Pero no solo eso, sino que también serás un verdadero discípulo de Jesús que permanece en Su palabra y como consecuencia de eso, serás libre de las mentiras porque conoces la verdad. Esa es la promesa de Jesús, y es una hermosa promesa.