“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”. (Ex. 20:12)
“El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.” (Prov. 13:24)
Es bien conocido que a nivel mundial con gran vehemencia se ha tratado de corregir el abuso infantil, y para hacerlo se han hecho grandes esfuerzos. Sin embargo, al tratar de corregir este mal se ha resquebrajado grandemente el principio de autoridad paternal. Hoy muy pocos padres se atreven a corregir a sus hijos debido a que cuando eran niños, ellos mismos fueron abusados por lo que ahora no quieren que pase lo mismo con los suyos. Otra de las razones para no disciplinarlos es que tienen miedo, ya que éstos reaccionan insolentemente o de mala manera cuando son disciplinados; y todo porque no empezaron a hacerlo desde temprana edad. Ahora bien, los padres modernos, en su mayoría no corrigen a sus pequeños por cuanto son el producto de la enseñanza de la Psicología moderna que ha venido proclamando por décadas que los niños no necesitan disciplina ya que, por naturaleza, e intrínsecamente son un cumulo de bondad, por lo que se les debe dejar libres en todos sus deseos y anhelos, sean estos buenos o malos.
Así mismo una nación en la que los padres no enseñan a trabajar a sus hijos está destinada al fracaso, y éstas naciones han procedido así debido al abuso en el trabajo infantil, por lo que éste problema ha llevado a crear leyes donde no está permitido que nuestros jóvenes aprendan a trabajar y de esta manera se ha roto con el principio de la responsabilidad personal, un fruto más de la falta de autoridad.