Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido…ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” Filipenses 2.12
En el versículo de hoy el apóstol Pablo nos anima a hacer algo que para algunos de nosotros puede sonar un poco extraño, o incluso a herejía, ya que Pablo nos anima a “ocuparnos de nuestra salvación”. ¿Qué significa esto? ¿Qué debemos hacer obras para salvarnos? Claro que no. Como alguien ha dicho: “Estar ocupados en la salvación, es muy distinto a estar ocupados para lograr la salvación”. Lo que Pablo está diciendo aquí es que aquellos que ya somos salvos, debemos ocuparnos en hacer cosas que reflejen nuestra salvación. Este versículo entonces no es exhortación a ganarnos la salvación por medio de las obras o méritos propios, sino más bien una exhortación a los creyentes, para que nos mantengamos ocupados en este mundo, viviendo como Dios quiere. Este consejo de Pablo, es algo que constantemente tenemos que estarnos recordando, pues el mundo en el que vivimos esta realmente al revés. En este mundo admiramos más la viveza criolla y la “sapería”, que la humildad o la justicia. En este mundo por ejemplo el “verdadero” hombre es aquel que se acuesta con más mujeres, y no aquel que tiene una y la mantiene contenta. En este mundo, tonto es aquel que devuelve el dinero que encuentra, y “sabio” es aquel que lo conserva. En este mundo la mujer más bonita es la que se viste más sensualmente, y no la que se viste con más virtudes. Este es el mundo en el que vivimos. Y es por esta causa que Pablo nos anima a “ocuparnos de nuestra salvación”. Es decir, a vivir como personas que han sido salvas por Cristo, y ahora quieren vivir como él, y para él. Sin “vivezas criollas” y “saperías”. Dejando de llamar a lo malo, bueno. Y dejando de acumular vicios, para cultivar virtudes. ¿En que estas más ocupado? ¿En las cosas de este mundo, o en vivir tu salvación?