Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, (Dn. 2:28)
Para el razonamiento medio sacar a Dios de la realidad del universo y de la realidad humana suena muy sencillo por cuanto para todos ellos la vida consiste en levantarse, ir al trabajo, tener sus contratiempos, volver a casa y esperar el fin de semana para descansar o divertirse, etc. Sin embargo, hay preguntas existenciales que, de las respuestas que se dan a ellas, la vida llega a tener significancia propósito y sentido. Una de estas preguntas es: ¿Qué había antes que el universo llego a tener existencia?
Llevamos muchos años teniendo a Dios como irrelevante o nada importante. Y esto por cuanto en la mayoría de las universidades te dicen que si quieres ser considerado un intelectual y un conocedor de la ciencia entonces debes dejar de creer en Dios. Esta realidad en las universidades pone a los jóvenes una gran presión que desde todo punto de vista no suena científica, simplemente por cuanto no permite otras premisas. Es que las universidades en su mayoría han tomado evidencias a “medio cocinar” y las han formulado como evidencias completamente probadas; por ejemplo: Aunque no tienen el registro fósil completo siempre han usado la extrapolación para decir que con los millones de años todo eso y más podría haber sucedido, o que la física no necesita de un Creador, por cuanto existe la ley de la gravedad, y que por medio de ella el universo puede crearse de la nada.
También es sumamente difícil para universitarios que creen en Dios oponerse a celebridades en la ciencia como Stephen Hawking, que si bien es cierto tiene una inteligencia brillante; sin embargo, no es infalible en sus postulados. Y debo añadir que particularmente en muchos de los científicos ateos su rechazo de Dios tiene muy poco que ver con la racionalidad y la ciencia. – (F)