El mandato del Señor es fiel, porque hace sabio al hombre sencillo. Los preceptos del Señor son justos, porque traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es puro y llena los ojos de luz. (Sal.19: 7,8)
Friedrich Nietzsche (1844-1900) el filósofo que más ha influenciado en el pensamiento moderno decía que la moral cristiana había paralizado el potencial de los seres humanos, ya que ésta ponía en alto no solo la moralidad sino también el arrepentimiento y la humildad. Nietzsche decía que no se puede construir una civilización de poder sobre la base de ideas auto degradantes. Él en su análisis consideraba a las nociones cristianas como debilitantes para la mente y la grandeza humana y afirmaba que, si tan solo este andamiaje del cristianismo pudiera ser desechado para siempre, la humanidad podría correr libre y remontarse a grandes alturas. Y que para lograr esto, era indispensable un fundamento ateísta, ya que solo éste podría proveer una base fuerte para que el hombre se remontara sobre las sombras del pasado.
Sin embargo, las afirmaciones de Nietzsche llegaron a ser uno de los errores de cálculo más costosos de la historia, ya que podemos ver las consecuencias de estas ideas en El holocausto Nazi, en la matanza de 15 millones en la ex Unión Soviética y otras atrocidades increíbles. Todavía hoy se puede contemplar un cartel en Auschwitz que dice: “Yo liberé a Alemania de las estúpidas y degradantes falacias de la conciencia y moralidad… Entrenamos a jóvenes delante de quienes el mundo temblará. Deseo gente joven hábil en la violencia autorizada, implacable y cruel”.
En verdad las ideas anti teístas que se sembraron nos están llevando a cosechar un mundo desprovisto de fundamento moral, un mundo de violencia, discordias, vaciedad y odios raciales.