“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Prov 22:6
¿Qué o quién, está instruyendo a tu hijo? Según las estadísticas un niño de entre 2-5 años ve un promedio de 32 horas semanales de Tv (esto es un trabajo a medio tiempo). Los niños y jóvenes de entre 12-18 años cuentan con Tv en sus cuartos, y/o DVD, sistema de video juegos, Cable, Internet etc. Y dos tercios de los hogares ven la Tv durante las comidas. ¿Qué nos enseñan estas estadísticas? Que nuestros hijos están siendo instruidos por alguien más. Nuestros hijos ya pasan toda la mañana en las escuelas y colegios siendo enseñados por sus profesores. Y si cuando llegan a casa los dejamos en manos de los artefactos electrónicos y todo lo que viene a través de ellos, entonces no tenemos derecho a preguntar ¿Por qué mi hijo es así? o ¿Qué es lo que hice mal? Solo un padre inepto preguntaría tal cosa. Es imposible cosechar manzanas cuando hemos sembrado limones. Es imposible cosechar, pudor, modestia, paciencia, respeto, amor, caridad, etc. cuando hemos dejado que alguien más siembre lo opuesto en sus corazones. Por supuesto, la iglesia y las instituciones educativas están ahí para colaborar en este proceso de instrucción, pero el ambiente propicio es el hogar, y la responsabilidad es de los padres. La Biblia es clara en esto, somos nosotros los padres los que estamos llamados a educar a nuestros hijos. Cuando aceptamos ser padres (nos hayamos dado cuenta o no), aceptamos también la responsabilidad y el reto ante Dios de educar a nuestros hijos correctamente. Así que no delegues esta responsabilidad a alguien más. No dejes que nadie te quite el privilegio de moldear a una nueva generación bajo los principios cristianos. Acepta, asume, y disfruta entonces, de esta tu responsabilidad.