Yendo a la iglesia por Dios y los demás

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“Cuando vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con vosotros”. Romanos 15.24 “yo no voy a la iglesia por la gente, sino por Dios.” ¿Cuántas veces no hemos escuchado frases como estas? O peor aún, ¿cuántas veces nosotros mismos hemos dicho este tipo de frases? Sin embargo, pensar así, no es algo que le agrada a Dios. En el versículo de hoy vemos por ejemplo que Pablo le escribe a la iglesia en Roma y le dice “espero que los pueda ver cuando este por allá. Ah, y algo más. No me voy a ir de su lado, hasta que me haya gozado con vosotros”. La palabra “gozado” que Pablo utiliza en el versículo de hoy es la palabra griega ἐμπίπλημι (empíplemi) que significa saciar, satisfacer o quedar satisfecho. Así que lo que Pablo está diciendo es que quiere ir a la iglesia y saciarse, satisfacerse y quedar lleno de su compañerismo, de su amistad, y de su comunión. Pablo no pensaba como esos creyentes que dicen “yo no voy a la iglesia por la gente, sino por Dios.” Pablo iba por los dos, por la gente y por Dios. Ya es hora de dejar de creernos “súper espirituales” y decirle a los demás que solo vamos a la iglesia para tener comunión Dios. Eso es absurdo y anti bíblico. La iglesia está hecha, no solo para ir a ver a Dios, sino para ir a ver a nuestra familia que son los demás creyentes. Si no te gusta la gente de la iglesia a dónde vas, recuerda que es con ellos que vas a morar por siempre en el cielo. Y recuerda algo más, generalmente cuando no nos gusta la gente de la iglesia a donde vamos, no es por culpa de ellos, es por culpa nuestra, y de nuestra inmadurez. Así que es hora de madurar. Dejemos de hacernos los “súper espirituales” y comencemos a ir a la iglesia no solo por Dios, sino también por causa de todos los que van. Eso es lo bíblico, eso es lo correcto.