“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud…” 2 Pedro 1.5 Supongo que hay un sin número de razones por las cuales un cristiano debería aprender a cultivar virtudes. Primero porque estamos llamados a ser más como Jesús, y las virtudes son las que nos ayudan en este proceso. Segundo, porque las virtudes nos ayudan en la evangelización. Ninguna persona va a creer en mi predicación si es que yo mismo soy un borracho mentiroso, o un asesino. Tercero, las virtudes nos ayudan en el ámbito social del día a día. Por ejemplo, la calidad de mi trabajo y el respeto que mis compañeros me muestren, va a estar basado mayormente en las virtudes que vean en mí. Cuarto, cultivar virtudes ayuda también a tener una familia saludable. Lo opuesto a una virtud es un vicio, y una familia llena de vicios, no es una familia feliz. Así que el cultivar virtudes es algo importante, afecta todo mi ser y mi vida en general. Si las virtudes son algo tan positivo e importante entonces ¿Por qué no tenemos más cristianos virtuosos? Mayormente por dos razones: Primero, porque las virtudes son extremadamente difícil de adquirir. Requieren, energía, esfuerzo, tiempo, y dominio propio. Tristemente muchos de nosotros no estamos dispuestos a pagar lo que cuesta adquirir virtudes como la paciencia, prudencia, honradez, constancia, trabajo, mansedumbre, etc. Segundo, la razón por la cual es difícil poseer virtudes, es porque una vez adquirida, la virtud tiene que seguir siendo practicada sino se pierde. Cultivar y mantener una virtud entonces no es cosa fácil, pero cuidado con pensar y que tan solo porque son difíciles de adquirir, entonces no deberíamos hacer el esfuerzo de adquirirlas. De toda la gente en el mundo los creyentes deberíamos ser las personas más virtuosas. Así que no esperes más, comienza a dejar los vicios a un lado, y donde el vicio deja un vacío, llénalo con una virtud.