Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y sangre humanas, para derrotar con su muerte al que tenía poder para matar, es decir, al diablo. De esta manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viven como esclavos durante toda la vida. (Hb. 2:14.15)
El miedo es el arma del Diablo. En todo momento que tenemos miedo actuamos como es clavos, lo cual significa que perdemos la capacidad de pensar, de analizar, y de tomar decisiones correctas. En este texto Jesús nos explica como vencer al miedo, y para vencer lo primero que tenemos que saber es que Jesús derroto al autor del miedo por medio de Su muerte. Por siglos El Diablo se ha autoproclamado como el único que tiene el poder para matar, y que la muerte es lo peor que le puede pasar al ser humano. Es por esto que Jesús tomó cuerpo de carne y sangre como nosotros, con la finalidad de demostrarnos que la muerte física no es la tragedia más grande como el Diablo nos ha pintado siempre. Por su puesto que la muerte en sí, es un enemigo; pero no es lo último a lo que tenemos que enfrentarnos. Lo último a lo que tenemos que enfrentarnos, es a la condenación eterna, y de la cual solo Dios nos puede librar. Al morir en la cruz, Jesús nos demostró que la muerte física no debe ser nuestro enemigo principal. Sin embargo El Diablo anhela que todo el tiempo estemos centrados, utilizando toda nuestra energía en evitar la muerte que tarde o temprano nos llegará, convenciendo a todo el mundo que solo tenemos esta vida física, y que hay que cuidarla a toda costa.
Es por esto que hoy en día hay una infinidad de miedos que nos circundan por todo lado. Por ejemplo, miedo a los problemas financieros, miedo a no llegar a casarse, a no amar y ser amado, miedo a ser víctimas de un crimen, al dolor, a la enfermedad, miedo a pasar vergüenza, etc. Esta multiplicación de miedos se puede evidenciar en los incrementos de alergias que las nuevas generaciones tienen. Sin embargo Jesús tiene la respuesta – (F)