“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!” Salmo 133:1
Todos hemos escuchado eso de que, “yo no necesito ir a una iglesia para ser cristiano.” Hasta cierto punto eso es verdad. Sin embargo, a la final todo depende de la razón que tengamos para no ir. Si es que tengo una discapacidad física o estoy postrado por alguna enfermedad, entonces tengo una buena razón o una buena excusa. Pero si no tengo nada de esto, y aun no voy, no tengo una buena excusa. Y lo peor de todo, es que al no ir esto demostrando ser un cristiano desobediente, egocéntrico, orgulloso, y egoísta. La Biblia es clara en cuanto a nuestra responsabilidad y obligación de reunirnos. Esto no es algo negociable, por lo tanto no ir, es desobediencia (Hebreos 10.25). Por otro lado, tenemos que comenzar a tener la perspectiva correcta de las cosas.
Muchos de nosotros tendemos a pensar que ir a la iglesia es dejar o apartar un tiempo para Dios, pero eso no es más que egocentrismo. No somos nosotros los que ese día nos estamos tomando la molestia de dejar un tiempo para Dios, es al revés, es Dios quien es día nos permite entrar en su presencia para ser renovados y refrescados. Así que no vamos a la iglesia el domingo porque le queremos dar un tiempo a Dios, más bien vamos porque ese día Dios nos quiere dar su tiempo a nosotros.
Aparte de esto, la Biblia nos enseña que todos tenemos dones que podemos compartir con los demás. No hacerlo, sería egoísta. Finalmente, la Biblia nos dice que la iglesia es la novia de Cristo, no ir a congregarse entonces, sería menosprecia a su novia. ¿Cómo podríamos entonces decir qué amamos al novio, pero que despreciamos a la novia? Ser cristiano y no ir a la iglesia entonces es una contradicción en términos. Puede que hayan buenas excusas, pero si no las hay, tan solo estamos siendo personas desobedientes, egocéntricas, orgullosas, y egoístas. ¡Ya dejemos las malas excusas a un lado, y comencemos a congregarnos regularmente!