“Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre”. Miqueas 4:5
Hace algunos años, el artista Andrés Serrano ganó el premio a la mejor fotografía contemporánea ¿por qué razón? Por tomar una foto en la que se muestra un crucifijo de plástico, sumergido en un vaso lleno con la orina del mismo autor. Irónicamente por esta “obra de arte” Serrano recibió $15.000. Tristemente, al pagar tanto dinero por algo como esto, nuestra sociedad nos hace saber que ha perdido la noción de lo que es realmente el arte. Sin embargo, esta idea de no tener noción de lo que algo es, no solo está en el arte, sino que está metida en todo. Este pensamiento torcido y mediocre, se ha metido también en la educación, en la música, en el concepto de familia, la sexualidad, la iglesia, los negocios, la medicina etc. no hay nada que no haya sido tocado por este pensamiento erróneo. Pero ¿Qué pasaría entonces si alguien decidiera volar contra corriente? ¿Qué pasaría si alguien decidiera ir en contra de estas ideas que tiene el mundo en cuanto a todo? Sin duda, esta persona sería calificada como una persona de “mente cerrada”, “homofóbico”, “ignorante”, o dependiendo de donde trabaje, incluso sería hasta despedido. Pero en el versículo de hoy vemos una realidad diferente. Miqueas anima al pueblo de Israel a que sea fiel al Señor, sin importar lo que pase. Aun cuando todos vayan tras otros dioses, doctrinas, o costumbres, Miqueas les dice que ellos no hagan lo mismo. ¿Cuántos de nosotros estamos “haciendo lo mismo”? ¿Cuántos de nosotros hemos creído y vivimos de acuerdo a lo que el mundo nos enseña debe ser la familia, el arte, el entretenimiento, la sexualidad, la política, Dios etc.? Es hora de auto evaluarse. ¡Recuerda, si no estás volando contra corriente, estas volando en la misma dirección que los demás! No dejes que el mundo te diga hacia donde debes volar, es Dios quien pone la ruta. ¿Para dónde estás volando tú?