Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, (Ro. 2:14,15)
El gran debate sobre la existencia de Dios casi siempre se centra en la búsqueda de las evidencias dentro del mundo maravilloso que tenemos. Y en verdad las evidencias son abrumadoras, sin embargo tenemos igualmente evidencias abrumadoras al estudiar con profundidad la realidad interior del ser humano; y una de estas evidencias es la realidad de la conciencia moral interior.
Antiguamente se la llamaba “la ley de la naturaleza humana” a la conciencia moral interior, por cuanto se la identificaba claramente como diferente a los instintos humanos, ya que fácilmente se probaba que estos (los instintos) son superficiales y no tienen la estabilidad constante como tiene la conciencia, que siempre apunta en la dirección de lo que es correcto o incorrecto.
Para probar esto, meditemos en lo siguiente: Todos los días la gente dice cosas como «¿Qué dirías si alguien hiciera lo mismo contigo?» «Esta es mi silla; yo la cogí primero». «Déjalo, no te está haciendo ningún mal». «¿Por qué me empujaste?» «Dame un pedazo de tu naranja; yo te di de la mía». «Vamos; tú me lo prometiste». Cuando escuchamos estas expresiones inmediatamente sabemos que quienes lo están diciendo, no están expresando solamente que no les agrada la manera de proceder de las otras personas; sino que además están apelando a cierta clase de regla de conducta que se supone que las otras personas deben conocer, ambas partes simplemente tienen en mente la ley o regla de la conducta decente, con la cual todos están de acuerdo. Discutir es tratar de mostrar que la otra persona está equivocada. Y no habría sentido alguno en tratar de hacer esto a menos que haya alguna especie de acuerdo en cuanto a lo que es lo correcto e incorrecto. Esta ley o regla en cuanto a lo correcto y lo incorrecto se conoce como ley de la naturaleza humana, la misma que al ser rastreada hacia su origen, inevitablemente llegamos a la creación de seres a la imagen de un Dios Santo .