“Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”. Romanos 6.17–18
Pablo menciona aquí que ya hemos sido liberados de la esclavitud del pecado por lo tanto ya no debemos vivir pecando. Tristemente, la vida de muchos cristianos refleja lo opuesto, todavía vivimos esclavizados a vicios y pecados. Y lo más frustrante y confuso de todo esto, es cuando vemos que gente atea supera pecados que los creyentes no pueden, cosas como el alcohol, o la pornografía. ¿Cómo puede ser esto posible? ¿Que sin el poder de Dios ellos puedan superarse? Esto es gracias a que Dios en amor, misericordia y perfección, nos ha dado a todos un cuerpo, mente y alma con capacidades extraordinarias y con la habilidad de superar problemas, tanto a los creyentes como no creyentes. Todos estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Esto no quiere decir que todos somos sus hijos, y que todos vamos al cielo, no. Esto quiere decir que Dios nos ha creado de una manera maravillosa a todos. Todos somos creación maravillosa, pero no todos somos sus hijos. Todo esto es un gran llamado de atención para los creyentes, porque algunos de nosotros hemos llegado a pensar que realmente no importa cómo vivimos en este mundo, ya que a al final, todos vamos a llegar al cielo. Eso no es verdadero cristianismo, es mediocridad espiritual. El verdadero cristianismo es lo opuesto, me anima a superar la mediocridad, mis vicios, y mi esclavitud al pecado. Así que deja de justificarte diciendo, “es que no puedo”, “es que es muy duro”, “es que Dios me hizo así” etc. todo esto es mediocridad espiritual. Como ser humano Dios te ha dado la capacidad de superar problemas. Y como hijo, hay incluso un poder aún más grande en nosotros, el poder del Espíritu Santo, que está a nuestra disposición para superar nuestra mediocridad espiritual.