“Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño”. (Hechos 20.29)
En los tiempos de la denominada Reforma Protestante una de las cosas que más prevalecía dentro de la Iglesia era lo que llegó a conocerse con el nombre de “culto a las reliquias”. El historiador Justo Gonzales escribe: “De Tierra Santa venían supuestos pedazos de la [cruz de Cristo], huesos de los patriarcas, dientes de Juan el Bautista, y hasta leche [del seno] de la virgen María. Todos estos utensilios traían consigo, según se creía, ‘una bendición especial para quienes los poseyeran’”. Todo esto patrocinado por la misma iglesia. ¿Cuál era el resultado de todo esto? la gente poco a poco iba poniendo su fe en otro lugar, y ya no en Jesús, y esto es muy peligroso. Este tipo de práctica sin embargo, no ha cambiado mucho, y es por eso que las palabras del apóstol Pablo en el versículo de hoy todavía son relevantes. El día de hoy todavía tenemos lobos rapaces tanto dentro como fuera de la iglesia que tratan de apartarnos de la sana doctrina o de la sana enseñanza encontrada en la Biblia. El día de hoy ya sea por la Tv, Internet, revistas, remedios “naturales”, horóscopos etc. se nos trata de hacer poner o desviar nuestra fe, esperanza, y creencias en todo tipo de cosas. ¡Cuidado! no dejemos que nada ni nadie se atreva a tocar la verdadera fe que ha nacido en nosotros. Una fe verdadera que está basada directamente en la enseñanza Bíblica. Recuerda que los lobos rapaces no solo están en las sectas que niegan directamente a Jesús o que niegan la Biblia. Sino que están en todo lado, en las novelas, en los colegios, universidades, lugares de trabajo, en los libros, en la música, en la falsa ciencia en los malos amigos, etc. Y su único objetivo es poco a poco despojarte de la fe bíblica que tienes en el Señor. Tal vez es tiempo de revisar nuestra vida, y desenmascarar a los lobos rapaces para finalmente apartarnos de ellos.