¿Qué tan tradicionalista eres tú?

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“Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes”. Marcos 7.8 ¿Qué tan tradicionalista eres tú? En el año 1860 las autoridades de la ciudad de Nueva York decidieron construir una nueva vía para lo que ahora se conoce como la Avenida central (Central Avenue) en el Bronx. Para esto, las autoridades decidieron vender bonos con un 7 por ciento de interés, y así poder construir su vía hecha de tablones de madera. Desde entonces esos tablones se han podrido, y la avenida ha tenido que ser pavimentada una y otra vez a través de los años. Sin embargo, el día de hoy según dicen algunos, la ciudad de Nueva York sigue pagando el 7% de interés en esos bonos, y de hecho, lo seguirá haciendo hasta el año 2147. La vía que originalmente costo $390.000, al final le terminará costando a la ciudad de Nueva York, $3 millones. Todo esto, por una vía hecha de madera, que ya ni siquiera existe. Si esta historia es ficticia o no, no lo sé, pero ilustra bien lo que es el tradicionalismo sin sentido y dañino. A veces como en esta historia, el tradicionalismo en nuestras vidas nos lleva seguir haciendo cosas que a la final nos cuestan mucho y no nos benefician en nada, más bien nos perjudican. Cosas que seguimos haciendo una y otra vez, incluso sin darnos cuenta o sin saber por qué las seguimos haciendo y tolerando en nuestras vidas. De seguro hay tradiciones que podemos seguir manteniendo, cosas que a la final no son necesariamente bíblicas o anti bíblicas, pero que son de alguna manera beneficiosas como por ejemplo tomar una siesta después del almuerzo, o cantar una canción con mis hijos antes de ir a dormir. Esto no tiene en sí mismo nada de malo. Por otro lado, todos también tenemos cosas o tradiciones que en verdad debiéramos echar de nuestra vida y no dejarlas entrar nunca más. Tradiciones huecas, sin sentido y dañinas, que a la final pueden son contraproducentes para nosotros mismos o para nuestro prójimo. ¿Qué tan tradicionalista eres tú? Tomate esta semana un tiempo para evaluar lo que haces, y por qué lo haces.