Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros”. Romanos 2.24 Todo importa porque todo enseña. Una maestra misionera en china tenía una manera peculiar de empezar el primer día de clases. En este día la maestra entraba en el aula sin decir palabra alguna, se paseaba lentamente por todos lados, y luego salía. Después de un momento regresaba y preguntaba a sus estudiantes si es que habían notado algo en particular cuando había entrado la primera vez. Los estudiantes generalmente poco observadores no tenían respuesta a tal pregunta. Sin embargo, siempre había aquel que mencionaba algo que para él era insignificante, pero que de hecho era la respuesta que la maestra siempre esperaba. “Usted usa un perfume muy rico” decía el estudiante, a lo cual la maestra contestaba, “eso es exactamente lo que quería que noten” y finalmente añadía “va a pasar mucho tiempo hasta que alguno de ustedes pueda hablar el idioma de esta cultura lo suficientemente bien como para comunicarse y compartir el evangelio con los demás. Sin embargo, aun antes de poder hablar ustedes pueden ofrecer a esta gente la dulce fragancia de Cristo a través de la calidad de sus vidas. Su estilo de vida servirá para acercar a esta gente a ustedes, y luego con su vida y sus palabras ustedes acercarán a este pueblo, a Cristo”. Cuando era niño los profesores de la escuela nos decían que si es que somos malcriados y mal educados en la escuela, era porque nuestros padres nos permitían serlo en la casa. Por su puesto, esto tiene sus excepciones en la vida, pero según el apóstol Pablo estas excepciones no existen en el mundo espiritual. Cada vez que nos portamos mal como creyentes, nuestro Padre queda mal, su nombre es blasfemado. Blasfemia significa ser insultado, calumniado, o maldecido. Cuántas veces escuchamos (o tal vez nosotros mismos) que alguien se ha ido de la iglesia, o se ha alejado de Dios por causa del mal ejemplo de algún cristiano. Con temor, algunas veces yo mismo me pregunto cuántas personas se han alejado de Dios por causa de mi mal ejemplo, ya sea en el mercado, mi trabajo, cuando manejo etc. La verdad es que en la vida cristina “Todo importa porque todo enseña”. Este es un buen día para con mi buen ejemplo, empezar acercar a los demás a Dios, y no alejarlos de él.