“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo”. (Salmo 55.22)
La palabra que mejor describe lo que significa estrés, es la palabra presión. El estrés es un estado de ansiedad que viene como resultado de las presiones de la vida causándonos así tensión física, mental o emocional. El escritor David Hormachea dice, “pensamos correctamente si decimos que nunca ha existido una sociedad con tantas posibilidades de [estresarse como la nuestra]. La forma sencilla de vida, ha sido reemplazada por las complicaciones. Existe más movimiento, menos descanso; demasiada televisión, poco sueño; excesivo involucramiento, poco ejercicio físico. Agregue a esto la presión financiera, los ruidos, el materialismo, la drogadicción, la muerte de un ser querido, el temor al cáncer, el SIDA y la delincuencia reste…aquello que antes fue el apoyo de la familia. Reste la desunión familiar, la rebeldía de los hijos, la inmoralidad de los padres…y [luego multiplique todo esto] por 365 días del año, y descubrirá, por qué el estrés es nuestro eterno compañero”. La verdad es que todos vivimos estresados o presionados, y según lo que vemos en los evangelios, aun Jesús era un hombre estresado y presionado. Así que, la clave en esta vida no está en vivir una vida con cero estrés, porque eso es imposible. La clave en la vida está más bien en mantener la calma y seguir disfrutándola durante los momentos de presión o estrés. ¿Y cómo lo hacemos? Como dice el Salmo de arriba, “echando sobre Jehová nuestra carga”. Cualquiera que sea nuestra fuente de estrés o presión este día debe ser puesta sobre los hombros de Dios. ¿Y cómo hacerlo? Primero, dejando de preocuparnos y confiando en el Señor más que en nuestras propias fuerzas. Segundo, una vez que hayamos hecho esto, sigamos disfrutando nuevamente la vida, porque ahora sabemos que el estrés ha sido puesto sobre los hombros de quien sí lo puede sobrellevarlo. Nadie puede librarse de la presión y el estrés en esta vida, lo que sí podemos hacer sin embargo, es lo que dice el salmo,
“Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará”.