“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad” (1 Timoteo 2.9–10)
¡Dios quiere mujeres sensatas, no seductoras! Pero que diferente que es nuestra sociedad. Día a día alrededor del mundo como nuestras amigas, hermanas, madres y conocidas gastan millones de dólares en cosméticos, cirugías, ropa y demás, para verse más seductoras, pero no más sensatas. La palabra ataviarse utilizada en el versículo de arriba es la palabra griega κοσμέω la cual significa arreglarse, adornarse, o embellecerse. Pablo reconoce entonces que la mujer tiene que arreglarse, adornarse, y embellecerse y que no le es pecado a una mujer hacer esto, o pensar así. De hecho, es algo intrínseco que Dios ha puesto dentro de cada una de ellas. Pero Pablo no solo se queda allí, a continuación nos describe cómo es que una mujer cristiana debe ataviarse, adornarse o embellecerse. En resumen Pablo dice que su ropa debe ser decorosa. Es decir, la mujer debe cubrirse de una manera honorable, no tratando de mostrar lo que le sobra, o lo que le falta, no vestida de forma seductora, sino más bien con pudor y modestia, es decir de manera sensata. Pero hay más, la mujer que profesa piedad dice Pablo, la mujer cristiana, se atavía o decora principalmente de buenas obras, y no de joyas, perlas, oro, plata, o vestidos hermosos. La mujer cristiana dice Pablo trata de ser sensata más que seductora, atrae la gente a sus cualidades y no a su figura. Para una mujer (dependiendo de la clase de mujer que sea) arreglarse y verse bonita puede tomar horas frente a un espejo. Por otro lado, verse bonita espiritualmente, toma toda una vida de modestia, pudor y buenas obras. ¿Ante quien estas queriendo lucir atractiva y bonita, ante Dios o la sociedad? ¡Dios quiere mujeres sensatas, no seductoras!