“Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos…” Efesios 1.15
La fe que los efesios profesaban tenía consecuencias verticales y horizontales. De hecho, donde quiera que vemos en la Biblia la verdadera fe siempre tendrá estas dos características, verticalidad y horizontalidad. Es decir, amor por Dios (vertical) y amor por los demás (horizontal). Si profeso tener amor por Dios, entonces amaré a los demás. Y si profeso amar a los demás, entonces también amaré a Dios. Una persona atea no sabe realmente lo que es el amor, por lo tanto no la ama de verdad. Por otro lado, un creyente que diga que no puede amar a alguien más, no es creyente de verdad, porque la verdadera fe implica amor vertical (por Dios) y amor horizontal (por los demás). Cuando Pablo habla aquí del amor, la palabra que utiliza es agape (ἀγάπη) esa clase de amor que es leal hasta el final y verdaderamente sacrificado, pero también nos dice que esta clase de amor “agape” es mostrado hacia mi hermano cristiano. Es decir, el amor leal, verdadero y sacrificado es mostrado especialmente hacia mi hermano cristiano, por su puesto también hacia el no creyente, pero en este pasaje Pablo solo incluye a los hermanos creyentes. ¿Hay alguien dentro de tus hermanos cristianos a quien deberíamos amar más? Recuerda que tu hermano cristiano no solo representa tu hermano de la iglesia. Si tu familia también es creyente entonces tu esposo y tus hijos también son tus hermanos cristianos. De hecho, ellos son primero hermanos y después hijos o esposo. Es hora de comenzar a mostrar horizontalmente (con los demás) que en verdad poseemos ese amor vertical (con Dios)