Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. (1Tes. 5:23)
Hace aproximadamente veinte años nos decían que el sexo se ha convertido en un lío porque ha sido mantenido en secreto. Pero a lo largo de estos veinte años en los que no se ha mantenido en secreto, ha seguido siendo un lío, la inmoralidad sexual ha llegado a límites sin precedentes. Si el hecho de mantenerlo en secreto hubiera sido la razón del problema, el hablar de él lo hubiera solucionado. Pero no ha sido así, más bien ha sido al revés, y es por esto que nuestra sociedad pasada lo mantuvo en secreto porque se había convertido en un verdadero lío.
C. S. Lewis en su libro “Mero Cristianismo” Dice: La gente moderna siempre está diciendo: «El sexo no es algo de lo que debamos avergonzarnos.» Y con esto, lo que algunos quieren decir es: «No hay nada de qué avergonzarse en el hecho de que la raza humana se reproduce de una cierta manera, ni en el hecho de que esto produzca placer.» El cristianismo siempre lo ha dicho así. Es por esto que los antiguos maestros cristianos decían, que si el hombre no hubiera caído, el placer sexual, en vez de ser menor de lo que es ahora, sería en realidad mayor. Pero sin embargo también hay algunos cristianos confundidos que han hablado como si el cristianismo pensara que el sexo, o el cuerpo, o el placer fueran malos en sí. Pero se equivocaban. El cristianismo es casi la única de las grandes religiones que aprueba el cuerpo totalmente, que cree que la materia es buena, que Dios mismo tomó una vez un cuerpo humano, que recibiremos un cuerpo especial para vivir la eternidad, y que éste será una parte esencial de nuestra felicidad, de nuestra belleza y nuestra energía. Si alguien dice que el sexo, en sí mismo, es malo, el cristianismo le contradice inmediatamente. Pero, por supuesto, que cuando la gente quiere decir que el estado en el que se encuentra ahora el instinto sexual no es nada de lo que debamos avergonzarnos. Entonces están equivocados… (Continuará)