Mi actitud hacia la iglesia

publicado en: Devocionales | 0

“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10.24–25)

La Biblia nos anima y nos manda a congregarnos, así que desde el punto de vista de Dios ir a la iglesia domingo a domingo no es una opción, es una obligación. Pero hay algo más, la idea de Dios no es que estemos solamente “presentes” sino en comunión los unos a los otros. Es el estar en comunión, estimulándonos al amor y a las buenas obras, lo que nos hace estar vivos espiritualmente, y esta no es una opción, es una obligación. Hace algunos años atrás leí un pequeño poema que se llamaba “Como matar a su congregación” y esto es lo que decía:
En primer lugar; ¡Nunca vengas!
Si vienes, ¡ven tarde¡
Al venir, ¡ven de mal humor¡
¡Haz que el pastor gane su dinero! ¡Deja que él haga todo el trabajo!
¡Cuenta las debilidades de tu pastor a todos los que te visiten! ¿Quién sabe tal vez bendigas a alguien con tu testimonio, chisme o como quiera que se llame?
¡No traigas nunca a nadie contigo a la iglesia! No hagas nada para ganar a otros miembros nuevos!
Si hay algunos miembros animados que sirven a tu iglesia y que trabajan por ella, ¡no dejes de protestar contra esa asociación tan exclusivista!
Finalmente, si tu iglesia por mala fortuna, es una iglesia feliz y armoniosa, condénala por su tibieza, indiferencia y falta de celo.
Supongo que hay muchas maneras de destruir una iglesia, estando dentro o fuera de ella, congregándose o dejando de hacerlo, sin embargo solo hay una manera de edificarla, congregándose domingo a domingo con el objetivo de estimularnos al amor en Cristo y a las buenas obras. ¿Ya tienes una iglesia? ¿Atiendes regularmente? Y lo mas importante ¿para qué vas, y con qué actitud lo haces?