“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Jn 9:1-3)
La ceguera de este hombre como Jesús no ocurrió no ocurrió por causa de su pecado, sino que para que las obras de Dios se manifiesten en él. Es decir, Dios quería mostrar toda su gloria, su poder, su misericordia, su amor, su justicia etc., a través de la sanación física de este hombre. Esto significa por un lado, que el cielo está lleno de sanaciones a través de las cuales Dios quiere manifestarse en nuestras vidas y que no debemos dudar en pedirlas.
Pero hay más, por otro lado este evento también no enseña que la ceguera con la que este hombre nació, estuvo dentro del plan de Dios desde un comienzo, y por lo tanto, también fue parte importante de la manifestación de la gloria de Dios en su vida. ¿Qué significa todo esto? Que Dios no solo manifiesta su gloria, es decir su poder, su sabiduría, su justicia, su amor etc. a través del milagro de la sanación, sino también a través de la enfermedad y el dolor. Se estima, que 20 millones de personas perdieron la vida durante la revolución cultural de Mao Tse-tung en la China. Durante este periodo histórico los cristianos se pararon firmes en lo cual fue probablemente la más dura y extensa persecución que el cristianismo ha experimentado en la historia. Esta persecución sin embargo ayudó, a purificar y nacionalizar las iglesias como nunca antes, dando como resultado un crecimiento de la iglesia en una manera nunca antes vista. Es así, que se estima que tan solo en el años de 1990 había alrededor de hasta 75 millones de cristianos en la China. Mao Tse-tung, sin querer se había convertido en el más grande evangelista que ha existido en la historia. Mientras caminamos hoy por este mundo, recuerda que Dios manifiesta su gloria tanto en la sanación como en el dolor, solo es cuestión de tiempo y paciencia, hasta que podamos ver con claridad.