Permaneciendo en su Palabra

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“Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla” Deuteronomio 6.1

Después de haber sido esclavos por 430 años los israelitas salen de Egipto y acampan al pie de una montaña. Ahora al estar en medio del desierto Israel tiene dos problemas uno externo y otro interno. El problema externo son las otras naciones a su alrededor que no siguen a Dios. El problema interno la naturaleza pecaminosa que cada uno lleva dentro de sí. Esos dos problemas siguen afectándonos aun ahora y a veces nos causan muchos dificultades. Por ejemplo, tan buena como la tecnología pueda ser tenemos que reconocer que mucho de lo que viene a través de la TV, radio, Internet y más, es altamente perjudicial y estamos expuestos a ella la mayor parte del día. El Dr. Saúl Kapel dice que la actividad que más tiempo consume la vida de un niño, no es ni la escuela ni la familia, sino la TV la cual le va a absorber aprox. 14.000 horas de su niñez. Esto equivale a que tu niño se siente 8 horas diarias frente al TV por aprox. 4.9 años seguidos. Este es el factor externo, pero a esto se nos suma el factor interno. Una naturaleza pecaminosa, predispuesta para hacer el mal y escoger solamente lo que no es correcto, es por eso que aunque sabemos que es lo correcto, siempre hacemos lo opuesto. ¿Cuál es la solución a todo esto? La misma solución que Dios le dio al pueblo de Israel ciento de años atrás. Por su puesto, si el problema no ha cambiado, entonces la solución tampoco. La solución es, no separarse de su Palabra o de la Biblia. Es allí donde esta nuestra instrucción, aliento, y fortaleza para nuestro diario vivir.
Tal vez hoy es hora de desempolvar ese libro y comenzar a solucionar tanto el problema externo como interno.