“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1.27)
Todos somos importantes, pero no somos iguales. Si bien todos fuimos hechos a la imagen de Dios, él mismo decidió dividirnos a todos entre hombre y mujer. Esta distinción e importancia sin embargo, siempre se pierde, se mezcla, se abusa o se opaca dependiendo de cada sociedad. Dentro de la cultura judía por ejemplo las mujeres siempre tenían las de perder. La mujer no se sentaba en el mismo lugar que los hombres dentro de la sinagoga. En el templo, podían entrar solo hasta el atrio de las mujeres, y no más allá. No podían leer las sagradas Escrituras o expresar oraciones de acción de gracias en público. En el divorcio siempre perdía y quedaba mal ante la sociedad porque siempre era su culpa.
Lo opuesto parece haber sucedido en algunas culturas no judías donde la mujer, en cierto sentido, estaba por encima del hombre. En nuestra sociedad tenemos estas dos, y también estamos tratando de decidir por nosotros mismos quien quiere ser uno o quien quiere ser lo otro. Hemos olvidado que si bien Dios nos creó a todos importantes, no todos somos iguales. Hemos olvidado que nuestra importancia y significado no radica en nuestra igualdad, sino en nuestra semejanza con Dios. Hemos olvidado que si bien Dios creó al hombre y la mujer diferentes el uno del otro, eso no significa que alguno de los dos sea menos importante. Este principio se refleja claramente en la trinidad, Dios en un sentido es diferente de Jesús, y Jesús del Espíritu Santo. El uno es el Padre, el otro el Hijo, y el otro el Consolador, y aunque son diferentes y tienen diferentes funciones, ninguno de ellos es menos importante. La importancia, el valor y el significado de cada ser humano nacen del hecho de que somos creados a imagen de Dios, y es por eso que defendemos, apreciamos, y admiramos la vida de cualquier ser humano sin importar quien sea.
Por otro lado, tampoco hemos de olvidar que las diferencias entre hombre y mujer, nacen del hecho de que Dios es creativo y por eso defendemos, apreciamos, y admiramos al ser humano como hombre y mujer. No hay que confundir igualdad con importancia, porque el momento en que lo hagamos, nacerá el machismo, el feminismo, o el “decisionismo”, es decir, el día en que las mujeres lucharan por ser hombres, y los hombres mujeres, todo esto, porque todos llegaran a pensar que la importancia y su significado radican en la igualdad.
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