Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido. (Dn. 7: 13,14)
…quienes le reciben a Cristo en sus corazones han tomado la decisión de voluntariamente sujetarse al gobierno de Cristo.
¿Cómo es que Jesús nació para reinar? Fue de la siguiente manera: Como el plan original de Dios al crearnos con libre voluntad era para que seamos criaturas dependientes de Él. La felicidad solo es posible si nos sujetamos a la autoridad del único que es bueno, Dios. Sin embargo la desdicha del ser humano vino cuando nos dejamos seducir por las palabras de la serpiente en el paraíso: “seréis como Dios”. Al hacer caso a las palabras de Satanás la raza humana queda bajo el gobierno de sí misma, experimentando de esta manera la esclavitud al pecado. Es por esta razón que al nacer en Belén, Jesús vino para rescatarnos de nuestro auto-gobierno, tal como lo expresa el apóstol Pablo a la iglesia de Galicia: Cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo nacido de mujer y nacido bajo la ley para librar del poder del pecado a la raza humana con la finalidad de hacerles hijos de Dios, enviándoles el Espíritu de Su Hijo a sus corazones. Es por esto que quienes le reciben a Cristo en sus corazones han tomado la decisión de voluntariamente sujetarse al gobierno de Cristo.
Jesús nació para reinar. El texto con el que inicio este artículo apunta a la segunda venida de Cristo cuando el Reino eterno de Cristo sea establecido, una vez que los habitantes de la tierra hayan sido juzgados y destruida la tierra por el fuego; como también recreado el nuevo cielo y la nueva tierra donde more la justicia, y donde no habrá más llanto ni dolor, por cuanto todos sus enemigos han sido puestos por estrado de sus pies.