Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. (2 Pedro 3:10)
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y también el mar. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido. Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía: «Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir.» (Ap.21:1-4)
El cristianismo a través de la historia ha llenado de esperanza a este mundo…
En estos textos se manifiesta que esta tierra será totalmente quemada, con la finalidad de ser trasformada en la tierra que jamás será destruida por cuanto será el hogar para los creyentes en Cristo Jesús. Se observa también la recreación del cielo nuevo y de la tierra nueva que Dios saca del antiguo.
El cristianismo enseña que la meta de la salvación es la vida eterna, es decir el orden nuevo que Dios instaurará, y es por esta causa que Dios invierte su todo al sacrificar a su Unigénito Hijo con la finalidad de sacar a la luz la vida y la inmortalidad. Por esto los cristianos a través de la historia han sido los gestores de traer la imagen del nuevo cielo y la nueva tierra futura a esta tierra presente. El anhelo del cristiano es manifestar la fragancia del cielo en su entorno, haciendo de este un lugar de orden, paz y belleza.
Entonces no es un accidente que el cristianismo a través de la historia ha llenado de esperanza a este mundo caído aportando con hospitales, escuelas, orfanatos y otros. Por ejemplo las más prestigiosas universidades del mundo fueron iniciadas por el amor de los cristianos.