Siguiendo con las riquezas que aportó la Reforma, hoy trataremos que la salvación es: Solo por fe.
“Pero ahora, sin la ley, Dios ha mostrado de qué manera nos hace justos, y esto lo confirman la misma ley y los profetas: Por medio de la fe en Jesucristo, Dios hace justos a todos los que creen. Pues no hay diferencia:” (Ro. 3:21,22)
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; (Ro. 5:1)
La reforma protestante saco a la luz las enseñanzas del apóstol Pablo de que Dios únicamente nos declara justos por medio de la fe en Jesucristo, tal como lo declara este texto.
Ahora bien, esta fe que nos salva, no es una obra nuestra por cuanto, ésta fe brota del accionar de Dios, de lo que Él hizo en favor de la humanidad durante la historia, de que dejó el trono del cielo y que se hizo hombre con la finalidad de llegar a ser “El Cordero sin mancha”, y cuando esto pasó, Dios puso sobre El, el pecado de toda la humanidad.
Este reconocimiento de que mi maldad y la maldad acumulada de toda la raza humana lo llevaron al Hijo de Dios al tormento de la cruz, constituye la fe salvadora. Este reconocimiento podemos ver con toda claridad en el libro del profeta Isaías: “Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimientos, estaba soportando nuestros propios dolores. Nosotros pensamos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud. Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros.” (Isa. 53: 4-6)
Como podemos ver la fe es un don de Dios por cuanto brota del accionar de un Dios Santo que también es puro amor. Por lo tanto para tener la fe salvadora es necesario que pongamos nuestra confianza en el único medio que Dios encontró para nuestra salvación: En Jesús.