“Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.” (Josué 2.1)
Según el mandato de Dios, la prostitución estaba completamente prohibido en la vida del pueblo de Israel. Ningún sacerdote podía casarse con ellas (Lev. 21:7), ningún israelita podía permitir que su hija cayera en este tipo de vida (Lv 19:29) y aun, el dinero adquirido en un acto como este no podía ser ofrecido como ofrenda a Dios (Deut. 23:18). Por lo tanto, ¿Quién hubiera pensado? o ¿Quién hubiera imaginado? Que un día una mujer de esta clase llamada Rahab, iba a formar parte del linaje del mismo Jesús (Mat 1:5).
Cada vez que leo esta historia, la historia de Rahab, recuerdo que Dios no solo está interesado en salvarme y llevarme al cielo cuando muera, sino que también está interesado en restaurarme, moldearme, prepararme, usarme, y cambiarme, aquí y ahora, viviendo en el presente mientras espero el futuro. Leer esta historia realmente me ayuda a ver las cosas de una menara diferente. Porque me hace dar cuenta de que la salvación no solo afecta mi futuro sino también mi presente. Porque me ayuda a darme cuenta de que se acabaron las excusas y el auto lastima. Ahora ya no puedo utilizar mi famoso “ya no puedo” solo el, “ya no quiero.” Chuck Swindoll lo expresa de esta manera “cualquier cristiano que toma la Biblia en serio tiene que confesar que la frase no puedo es en verdad un no quiero. Porque como cristianos sabemos que se nos ha dado el poder y la habilidad de dejar atrás el pecado, y hasta que no entendamos esto seguiremos sumergidos en la culpa y la auto-lástima.”
Así que, hoy es un nuevo día, no solamente para recordar que Dios está interesado en salvarme, sino también en cambiarme aquí y ahora, viviendo en el presente mientras espero el futuro. Hoy es un nuevo día, para recordar que Dios al salvarme, ha hecho de mí, como de Rahab, una persona totalmente diferente, una persona que antes no existía, capaz de cambiar aquí y ahora, viviendo en el presente mientras espera el futuro.
Peticiones de oración