También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, (2Tim. 3: 1- 4)
Este párrafo del nuevo testamento nos desafía a examinar con sinceridad como está el tiempo en el que estamos viviendo. De acuerdo con las características de la gente que aquí se nos presenta, nos muestra el grado de peligrosidad que puede presentar una sociedad. Examinemos pues nuestra sociedad actual a la luz de estas verdades.
Se nos dice que los hombres serán: “amadores de sí mismos”, en otras palabras que solo piensan en sí mismos, o solo les importa a ellos mismos. También que son avaros, que lo único que importa es el amor por las cosas, y que no pueden jamás darse la oportunidad de compartir con otros. Luego al ser vanagloriosos, tienen una sed bárbara de darse a conocer ya sea por la economía que tienen, o los títulos que han logrado; y en las conversaciones sus éxitos personales lo multiplican con gran afán. Luego está la soberbia que no les permite mostrarse con humildad cuando necesitan de los demás y de Dios, la misma que se arraiga en el orgullo humano. Así también blasfeman con tanta facilidad al dirigirse a Dios sin respeto a su nombre como cuando le dicen: “el flaco”.
Otra característica de una sociedad peligrosa es: La abundante desobediencia de los hijos a los padres y la insolencia con la que los niños y jóvenes los tratan; y en muchos países hasta se encuentra institucionalizado la desobediencia, como en aquellos donde los padres no pueden disciplinar a sus hijos.
Entonces si no estamos en una sociedad peligrosa, ¿acaso estamos caminando con rapidez hacia ella?