Criticando y disciplinando

publicado en: Devocionales | 0

“De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre”. 1 Corintios 5.1
Este versículo es sorprendente porque aquí se nos dice no era ningún secreto entre la gente lo que estaba pasando dentro de la iglesia de Corinto. Y ¿Qué estaba pasando? Que uno de los hombres en esa iglesia estaba teniendo una relación incestuosa con su madrastra, la “mujer de su padre”. Este acto era tan grotesco y tan depravado, que Pablo dice “este tipo de acción no es aprobada ni aun por los paganos (gentiles)”. Esto nos sorprende por supuesto, pero debemos notar sin embargo que Pablo hace una distinción bien marcada entre la congregación, y esta manzana podrida. Pablo no dice, “todos son así” sino que directamente se refiere solo a un individuo, es decir todos estarán juntos, pero no todos son lo mismo. Esto es muy importante recordar cuando somos criticados por los demás, o cuando nosotros mismos criticamos a otras iglesias. Todos somos propensos a generalizar como si todos en tal iglesia fueran iguales. Por otro lado, esto nos ayuda recordar que no todos lo que van a la iglesia son parte de la iglesia. Es decir no es de extrañar que entre nosotros existan personas religiosas que digan que son como nosotros, que actúen como nosotros, pero que finalmente, no sean de nosotros. Cuando veas algo extraño en alguna iglesia no seas tan duro ni tan crítico. Nadie ha dicho que todas las personas que entran y salen de una iglesia son todas creyentes o perfectas. Bien dice el dicho “caras vemos, corazones no sabemos”. O en las palabras de Jesús, “no todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos”. Por otro lado, en el contexto de este versículo Pablo habla de disciplinar a este individuo con la idea de que se arrepienta. Eso es justamente lo que debemos hacer cuando en una iglesia enfrentamos una situación de pecado. Generalmente no queremos disciplinar porque no queremos ensuciarnos las manos o enfrentar la situación, pero tenemos que hacerlo. La marca de una iglesia verdadera entonces como vemos aquí no es una iglesia donde la gente es perfecta, sino una iglesia donde se aplica la disciplina a los hermanos con, y por amor. Así que si eres disciplinado no menosprecies la disciplina, estás dentro de una buena iglesia. Y si algún día tienes que disciplinara un hermano, no olvides hacerlo con, y por amor.