¿Cuál debe ser la motivación correcta para estudiar?

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En el principio creó Dios los cielos y la tierra…Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera… (Gn. 1:1,31)

Cuando estuve en el colegio la motivación que tuve para estudiar era el llegar a ser el mejor estudiante, ya que de esta manera iba a lograr impresionar a mi padre y a los que me rodeaban, por lo tanto, aproveché de todas las opciones que el sistema educativo me daba para acumular puntos, y cuando me gradué con las mejores calificaciones, esa gran satisfacción que esperaba, en verdad era muy pequeña.

Por siglos la correcta motivación para estudiar ha sido la búsqueda de la verdad, dicho en otras palabras, el mantener latente el deseo de descubrir el mundo maravilloso que Dios creo. Todo sistema educativo debe propender al desafío de investigar, a plantear las preguntas adecuadas, y a lanzar hipótesis, de tal manera que el estudiante este inmerso en el anhelo profundo de llegar a conocer la verdad.

Sin embargo, hoy en día vemos que esta correcta motivación esta quedando atrás, y en su lugar están apareciendo una muy diferente, la misma que ya no tiene el énfasis en la búsqueda de la verdad, sino en la búsqueda de la acumulación del valor personal. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que mucha gente está buscando adquirir maestrías por el hecho de llegar a sentir que ya son más importantes que otros, que son más valiosos que otros. Es verdad que el sistema laboral exige que se tenga títulos de alto nivel, y algunos lo llegan a tener por medio de la correcta motivación; sin embargo, muchos lo adquieren sin disfrutar de la expectativa latente de la “búsqueda de la verdad” y del deleite del conocimiento, sino mas bien movidos por el deseo de acumular valor personal, y de disfrutar de escuchar su título ligado a su nombre, como: “Mgst. Santiago Gomezcoello, o Ph.D Blanca Leon”.

El texto citado arriba nos lleva a la correcta motivación para todos los estudios que realicemos, por cuanto Dios en su infinita sabiduría diseño todo con tanta inteligencia para que nosotros nos deleitemos en descubrirlo.