El propósito de hoy y de toda la vida

publicado en: Devocionales | 0

Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”. (Isaías 43.7) William Shakespeare en Macbeth escribió: “La vida es como un cuento, un cuento relatado por un idiota; un cuento lleno de ruido y de furia, no tiene ningún sentido.” Aunque obviamente estas palabras no son verdad, a veces nosotros los cristianos vivimos como si lo fueran. Es decir vivimos una vida sin rumbo, sin gozo, y sin propósito. Y lo más triste es que aun entre nosotros se encuentran personas que incluso han querido (o quieren) en algún punto, acabar con su propia vida, porque según dicen ellos, su vida no tiene ni sentido, ni rumbo, ni propósito. Penosamente, ya no se levantan con ganas de vivir, sino de morir, sobrevivir o poder resistir tan solo un día más. Es hora de recordar entonces que esa no es la clase de vida abundante que Cristo nos vino a dar. Lo que Cristo nos vino a dar fue una vida cambiada, donde no reina el pecado, la muerte, la desesperación, o la falta de propósito. Sino que más bien es una vida llena de frutos como el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza. ¿Por qué entonces algunos seguimos viviendo cada día como si la vida fuera un cuento relatado por un idiota; un cuento lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido? La respuesta es, porque cada día olvidamos para qué fuimos creados. La Biblia nos recuerda hoy que fuimos creados para Su gloria, es decir, para glorificarlo a Dios con todo lo que hacemos. Sin importar la tarea, sea esta barrer las calles o hacer una cirugía de corazón abierto, lo único que le dará sentido a mi vida es recordar que fui creado para glorificar a Dios con todo lo que hago. Así que mis obras, mis trabajos, mis tareas diarias, mis palabras, mis acciones y todo lo que haga tiene sentido, son importantes, y tienen propósito no porque me gano un sueldo haciéndolas, sino porque lo hago para la gloria de Dios. Por lo tanto, hoy cuando hagas algo, recuerda que para nosotros los creyentes aun la acción más insignificante como cambiar el pañal a mí bebe, tiene el significado más grande porque lo hacemos para la gloria de Dios. Lo que hace aburrida nuestras tareas diarias no es lo repetitivas o rutinarias que son, sino el olvidar que deben ser hechas para la gloria de Dios.