En arca abierta el justo peca

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Si me amáis, guardad mis mandamientos. (Jn. 14:15)

Ser obediente a los mandamientos de Dios únicamente por el conocimiento de éstos, nos lleva a romperlos con gran facilidad, aunque sabemos que éstos provienen de Él. Es por esto que en este texto, Jesús nos dice que la obediencia debe venir por amor, y no por ninguna otra motivación.

Hay situaciones en las que te resulta difícil permanecer obediente a los mandamientos de Dios, una de estas situaciones se da cuando el “arca está abierta”, es decir cuando tienes a tu disposición todas las posibilidades de hacerte rico en un instante. Por ejemplo, nuestro sistema político actual es bien propenso a la corrupción, por cuanto a pocas manos se les ha adjudicado grandes decisiones, y a la vez muchos de éstos no tienen casi a nadie a quien rendir cuentas. Entonces para permanecer íntegros especialmente en estos puestos se precisa de entender las palabras de Jesús: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Con toda claridad Jesús nos dice que si no amamos a Aquel que está atrás de los mandamientos, no podremos tener la fuerza para obedecer.

Ahora bien: ¿Cómo podemos desarrollar este amor a Jesús? En primer lugar debemos partir del principio universal que: “El amor nace del amor”, es por esto que la Biblia lo dice con toda sencillez que: “Dios amo tanto al mundo que dio a Su Hijo Unigénito…”. En verdad Dios tenía todo el derecho de fulminarnos en cualquier momento por el pecado que llevamos; pero si embargo decidió fulminar a Su Unigénito Hijo en nuestro lugar, para que Su justicia y Santidad no sea menguada jamás. Y es por esto, que cuando aceptas el sacrificio de Jesús por tus pecados y sientes Su limpieza, ya no quieres defraudarle a Tu Señor al seguir quebrantando sus mandamientos. Esto es lo que significa “Si me amáis, obedece mis mandamientos”.

En verdad no debe de sorprendernos la corrupción cuando nuestra sociedad cree que nos hemos emancipado de tal manera que ya no necesitamos de Dios para nada, y que la ética que estamos construyendo sin Él, va a funcionar un día a las mil maravillas. – (F)