¿Son los impuestos una bendición?

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Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto para el templo fueron a ver a Pedro, y le preguntaron: ¿Tu maestro no paga el impuesto para el templo? Sí, lo paga —contestó Pedro. Luego, al entrar Pedro en la casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Tú qué opinas, Simón? ¿A quiénes cobran impuestos y contribuciones los reyes de este mundo: ¿a sus propios súbditos o a los extranjeros? Pedro le contestó: A los extranjeros. Jesús añadió: Así pues, los propios súbditos no tienen que pagar nada.  Pero, para no servir de tropiezo a nadie, vete al lago, echa el anzuelo y saca el primer pez que pique. En su boca encontrarás una moneda, que será suficiente para pagar mi impuesto y el tuyo; llévala y págalos. (Mt. 17: 24-27)

Cuando una nación no vive del fruto del trabajo de todos sus habitantes, sino a expensas de los impuestos de éstos, el curso del progreso y éxito de esta nación empieza a decaer. Empieza a decaer por cuanto más y más las personas entran al campo de entidades de control, y menos y menos al campo de la producción. Las personas desean trabajar en entidades públicas, porque no hay riesgos; ya que no hay peligro del clima, ni de enfrentar con un tedioso y largo camino hasta tener el permiso de funcionamiento de su pequeño taller o microempresa, y donde los costos laborales y fiscales son altos. En cambio, por el otro lado, al trabajar en una entidad de control, cada fin de mes es seguro cobrar un cheque, aunque no encuentren la satisfacción de ver el fruto del trabajo de sus manos.

En el texto bíblico que precede a este artículo, Jesús no exalta que la nación viva de los impuestos, sin embargo, aunque no está de acuerdo, está dispuesto a pagar por causa de no crear rebeldía. El deseo de Jesús podemos verlo en las palabras de Proverbios 14:23 «En toda labor hay fruto; Mas las vanas palabras de los labios empobrecen.» Mostrando de esta manera que el camino hacia el éxito es el fruto de las manos, mientras el camino más seguro hacia la pobreza es tener a mucha gente hablando de ésta.